Tic, tac, tic, tac

Sesenta segundos, sesenta minutos, mil cuatrocientas horas, cuatro millones doscientas cuatro mil ochocientas horas, ese es el tiempo transcurrido desde que tomé la primera dosis de aquel medicamento que mi cerebro necesitará el resto de mi vida.

Continuar leyendoTic, tac, tic, tac