La fisioterapia en el párkinson
El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa (la segunda más común a nivel mundial), lenta y progresiva que afecta al movimiento, y la causante es la falta de una sustancia llamada dopamina, simplificando, se va a encargar de que realicemos los movimientos con toda normalidad. Según las estadísticas, en 2040 será la enfermedad grave más común, afectando a más de 14 millones de personas en todo el mundo, en España, actualmente afecta a 150.000 personas.
Los fisioterapeutas podemos contribuir no solo en la atención directa con los tratamientos, en los que cada día más los especialistas reconocen nuestra labor, sino también en su detección. Su origen es multifactorial y prevenirla resulta difícil, por lo que detectarla de forma precoz es nuestra baza para retrasar su avance. Además, se trata de un trastorno multifacético que no solo afecta a la función motora, sino también a la función cognitiva y al comportamiento.
Su comienzo, a veces, puede ser con síntomas muy leves, como falta de precisión al realizar las tareas habituales, ligera inestabilidad, cambios de humor, pequeñas dificultades para tragar, cierta apatía, pérdida de peso, dificultad para dormir, estreñimiento…
El estereotipo social mayoritariamente creado en torno al párkinson es el de “una enfermedad de hombres mayores de 65 años que tienen temblor”. Aunque esta sea su mayor incidencia, en torno al 70 por ciento, hay otro 30 por ciento, que no habría que olvidar, pues afecta a edades más tempranas y en personas en plena actividad laboral, personal y social e, incluso, en niños. La incidencia de población afectada entre los 45-65 años es del 15 por ciento, el otro 15 por ciento son menores de 45. Por su pronto comienzo, se le conoce como el “inicio temprano del párkinson, EPITP”. Un colectivo poco visibilizado es la mujer: con una incidencia de dos mujeres por cada cinco hombres, se cree que los estrógenos pueden actuar como un protector.
Tres comisiones
Desde las tres comisiones (Geriatría, Gerontología y Dependencia; Salud Mental y Neurología) queremos dar visibilidad a estos colectivos, tanto mujeres como de jóvenes, que reclaman estar dentro de los ensayos de investigación, ya que existen diferencias y matices, en ocasiones significativos, en cuanto a la sintomatología, entre uno y otros.
Como toda enfermedad neurodegenerativa, la evolución es diferente en cada paciente, que será lo que marque la hoja de ruta. El papel fundamental de la fisioterapia es maximizar la capacidad funcional, la independencia, la seguridad y el bienestar, reduciendo así las complicaciones secundarias, la discapacidad y la dependencia, y también abordando el miedo a las caídas y manteniendo las actividades físicas.
No solo están los síntomas motores, también los no motores, que muchas veces aparecen antes. Las personas con párkinson sufren de diversos trastornos psicológicos y psiquiátricos que hacen necesario un tratamiento interdisciplinar para la mejor evolución y mejora de la calidad de vida del paciente. El 80 por ciento sufre, en algún momento de su enfermedad, problemas emocionales y el 40 por ciento requiere atención psiquiátrica o psicológica.
Trastornos afectivos
Los trastornos afectivos deterioran la calidad de vida del paciente y su familia de una forma tan incapacitante como los síntomas motores. Las causas son variadas:
- Degeneración de estructuras cerebrales y alteración de neurotransmisores.
- Reacción psicológica a padecer una enfermedad incurable con limitación de la autonomía y condición física.
- Como efecto secundario de fármacos como L-dopa y otros antiparkinsonianos, y que pueden confundir o enmascarar el diagnóstico (depresión, ansiedad, apatía, alteraciones del sueño…). A veces, pueden ser más negativos que los motores, porque afectan más a su vida, o el desconocimiento de los profesionales, familiares, cuidadores… de cómo manejar ciertos estados emocionales o conductas inadecuadas puede hacer que los tratamientos no evolucionen o que falte adherencia.
Trastornos psicológicos
Entre los trastornos psicológicos más frecuentes:
- Depresión: el trastorno emocional más habitual (afecta al 60 por ciento de los pacientes), se caracteriza por culpa intensa, pensamientos negativos y de muerte, desaliento y poca esperanza y motivación por la vida.
- Psicosis y alucinaciones: de mayor presencia en estadíos finales de la enfermedad y como efecto secundario de los fármacos.
- Trastorno por ansiedad: afecta al 15 por ciento y suele ir acompañado por depresión. Se manifiesta aumentando los
síntomas, como los temblores y la rigidez
- Demencia: afecta tanto a la memoria como a las habilidades sociales. Un 10 por ciento la desarrolla y suele presentarse
en las últimas fases en personas de mayor edad. - Insomnio: afecta al 70 por ciento en algún momento, provocando mayor somnolencia diurna, riesgo de caídas y menor autonomía.
- Síntomas conductuales: a veces olvidados, implican una disminución de la falta de motivación y autoestima con gran impacto en su vida diaria.
(Revista de fisioterapeutas)