El párkinson en la OMS
En abril de 2022, la 75ª Asamblea Mundial de la Salud aprobó el Plan de Acción Mundial Intersectorial sobre la Epilepsia y Otros Trastornos Neurológicos 2022-2031, con el objetivo general de “reducir la estigmatización, las repercusiones y la carga de los trastornos neurológicos, en particular la mortalidad, la morbilidad y la discapacidad que traen consigo, y de mejorar la calidad de vida de las personas con trastornos neurológicos y de sus cuidadores y familiares”. En esencia, se trata de dar mayor relevancia estas enfermedades en la salud pública, dando prioridad a las políticas, proporcionando servicios eficaces y oportunos, aplicando estrategias de promoción y prevención y fomentando la investigación.
En junio de 2022, la Organización Mundial de la Salud (OMS) dio un paso más en la ejecución del Plan de Acción. En concreto, publicó un resumen técnico sobre la enfermedad de Parkinson (EP), que fue el resultado de revisar la documentación disponible hasta el momento y de las consultas celebradas en 2021 y en las que se habló sobre política global e investigación.
En el resumen técnico se describen los problemas que afectan a la EP: escasez de personal especializado, limitaciones en el acceso a los tratamientos, desconocimiento y falta de información (con la consiguiente estigmatización), limitaciones en el acceso a la atención primaria, falta de coordinación con otras disciplinas (terapia ocupacional o fisioterapia, por citar dos) y limitaciones en el apoyo a los acompañantes. También se menciona que muchas personas que viven con EP carecen de recursos suficientes que los empoderen para enfrentarse a la enfermedad.
Como contrapunto, se presentan una serie de acciones clave, desde la sensibilización del público en general hasta la adopción de políticas globales, pasando por el fortalecimiento de los sistemas sanitarios y sociales y las mejoras en la disponibilidad de los tratamientos.
Tanto el Plan de Acción como el resumen técnico revisten una gran importancia, por un lado, al ser la primera vez que se concretan las acciones sobre los trastornos neurológicos en la esfera internacional y, por otro, al ofrecer a los países una referencia específica a la que pueden recurrir para avanzar en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Además, las menciones concretas que se hacen a las organizaciones de pacientes son un llamamiento a la acción y a la participación a la que debemos dar respuesta, y así lo haremos.
Sabela Avión Martínez