Párkinson en mujeres

Párkinson en mujeres

 
El riesgo de presentar la Enfermedad de Parkinson (EP) es el doble en hombres que en mujeres. ¿Por qué hay mayor riesgo según el sexo biológico de una persona? No se sabe muy bien. Por un lado, hay estudios que demuestran que hay una disparidad en la atención a la mujer por parte de especialistas. En otras palabras, las mujeres consultan a especialistas menos que los hombres por lo que podrían tener la enfermedad y simplemente no saberlo. Pero, además de estas diferencias asistenciales, se cree que podría haber diferencias biológicas. La incidencia y prevalencia de la enfermedad en mujeres postmenopausicas se equipara a la de los hombres. Además, las mujeres que presentan una menopausia precoz o tienen una histerectomía tienen más riesgo de padecer esta enfermedad y las mujeres con una dosis acumulativa mayor de estrógenos a lo largo de su vida tienen un riesgo menor. Por este motivo, muchos estudios se han centrado en averiguar si las hormonas sexuales, como el estrógeno, pueden tener un papel neuroprotector y explicar por qué las mujeres son menos propensas a tener esta enfermedad, sobre todo en edades fértiles. 
 

En la EP, además de haber diferencias en el riesgo de padecer la enfermedad también se han encontrado diferencias clínicas y en la respuesta a los tratamientos. Por ejemplo, los síntomas motores aparecen más tarde en la mujer y hay más posibilidades de que el temblor sea su primera manifestación clínica. Durante el curso de la enfermedad además pueden presentar más rigidez, inestabilidad postural (con caídas) y más complicaciones motoras. En cuanto a síntomas no motores, las mujeres con EP son más propensas a sufrir, en mayor frecuencia o en mayor intensidad, de fatiga, depresión, piernas inquietas, estreñimiento, dolor, pérdida de olfato o gusto, cambios de peso y aumento de sudoración.  También hay mayor predisposición a tener dificultades para tragar. En general, aunque las mujeres suelen presentar más problemas visuoespaciales, los hombres presentan más problemas de deterioro cognitivo asociados a esta enfermedad.


En términos del tratamiento, las mujeres suelen tomar dosis más reducidas de levodopa y en cambio suelen presentar más disquinesias (movimientos involuntarios secundarios a la toma de levodopa).  Otra complicación de la medicación, típica de los agonistas dopaminérgicos, es el Trastorno de Control de Impulsos. Mientras que los hombres suelen tener trastornos asociados a la hipersexualidad, las mujeres suelen presentar más comportamientos asociados a la realización de compras compulsivas o atracones de comida. La solución a estos problemas suele ser reducir o suspender los medicamentos responsables y la mujer suele presentar una mejor resolución del problema que los hombres. En un estudio italiano se objetivó que el uso de recursos asistenciales también es diferente. Las mujeres son más propensas a necesitar de cuidadores pagados, mientras que los hombres suelen tener cuidadores familiares (sus esposas en general). En cambio, en una encuesta a los cuidadores, los cuidadores de las mujeres afectadas referían un menor agotamiento psicológico que los cuidadores de los hombres con EP.

Los médicos e investigadores deben tener en cuenta estas diferencias que pueden ser secundarias a diferencias hormonales, pero también sociales para un mejor manejo y estudio de la enfermedad.  Por este motivo, cada vez más se alienta a la comunidad científica a tener en cuenta el sexo biológico como variable. Aun así, hay mucho trabajo por delante.
 
Alexandra Pérez Soriano

Neuróloga e Investigadora
Especialista en la enfermedad de Parkinson y parkinsonismos atípicos
U-Parkinson

 REFERENCIAS:
1.          Dahodwala N, Shah K, He Y, Wu SS, Schmidt P, Cubillos F, et al. Sex disparities in access to caregiving in Parkinson disease. Neurology . 2018 Jan 1;90(1):E48–54.
2.          Cerri S, Mus L, Blandini F. Parkinson’s Disease in Women and Men: What’s the Difference?. Vol. 9, Journal of Parkinson’s Disease. IOS Press; 2019. p. 501–15.
 

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